Principalmente quise escribir sobre las nubes porque me inspiran inexplicablemente. Es para mi como una entrada al alma, algo puro, natural, obra de Dios, hermoso, interesante, motivador. Me pareció que no debían quedarse ahí esos sentimientos, sino que debía expresarlos.
Las nubes son estructuras en constante movimiento que a veces se tornan en figuras concretas, otras en abstractas. A mi me gustan ambas y he tenido la dicha de poder captar fotos hermosas que, aunque la mayoría sean tomadas con el teléfono, se puede apreciar tan divina figura que nos trata de comunicar algo. Un simple huequito entre las nubes grises, que deje ver el cielo azul, brillante, significa que aunque sea un día apurado y en medio de la ciudad, podemos tomar unos segundos para admirar una de las bellezas que Dios nos dejó cerquita, cosa que la mayoría de las personas no hace.
Cuando veo las nubes desde arriba, en el avión, recuerdo mucho a mi abuelita, me la imagino feliz, saludandome o nadando entre las nubes, cosa que siempre he soñado hacer. Me recuerdan que ya no está, pero también que está mejor que todos nosotros. Una nube llena de agua, es lo que más se podría asemejar a lo que siento en mi corazón cuando veo detenidamente una pequeña parte de la inmensidad que cubre las ciudades de todo el mundo.